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Entrevista a María del Carmen Verdú y Micaela Corzo de CORREPI (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional)

Por Diego Gutiérrez Pavón

En los juzgados, en las puertas de las comisarias, en los medios de comunicación que dan pie para denunciar, en Comodoro Py, en la oficina donde se realizan las tareas legales, en las innumerables protestas de trabajadores despedidos, en las reuniones organizativas y, sobre todo, en las calles, CORREPI alza la voz para combatir la represión. La escalada represiva no sorprende ni agarra desprevenida a la organización compuesta por familiares de víctimas y militantes que se acercaron por distintas motivaciones personales. La experiencia formada a lo largo de varios gobiernos tiene un peso invalorable en tiempos donde las calles son el escenario de palos y balas para quien quiera protestar o reclamar por sus derechos.

María del Carmen Verdú (Fuente: Correpi Oganización)

“La única manera de intentar ponerle freno es que profundicemos el protagonismo y la presencia en las calles, y para eso es requisito fundamental fortalecer la unidad de acción”, dice María del Carmen Verdú quien comenzó el año participando del escrache al represor Miguel Etchecolatz en Mar del Plata, marchando junto al Encuentro Memoria Verdad y Justicia en repudio a la domiciliaria y el resto de los beneficios a los genocidas -en las últimas semanas más de 20 han obtenido domiciliarias-, además de exigir el cese de las causas a quienes fueron detenidos en las jornadas del 14 y el 18 de diciembre. Apenas unos días antes, CORREPI presentó su informe anual donde se llega a la cuenta de 725 muertos en 721 días de gobierno de Cambiemos.

Mientras el ritmo de la realidad y la represión, en sus distintas variantes, pareciera no dar respiro nos acercamos a conocer opiniones y experiencias de una de las fundadoras de CORREPI. Además, dialogamos con Micaela Corzo, quien se acercó a la organización a partir del asesinato de su hermano Rodrigo y hoy forma parte de la Mesa de Dirección.

– ¿La avanzada represiva del gobierno es fundamental para el plan económico que se lleva adelante?

– La represión estatal nunca es una decisión de alguien que se levanta una mañana y dice hoy salgo a matar a pibes o a matar en una cárcel o a fusilar en un barrio o a perseguir trabajadores, sino que es una herramienta que tiene un rol bien claro: el control y el disciplinamiento social.
Cuando tenés la combinación explosiva como la que estamos atravesando hoy con una cantidad de medidas antipopulares y neoliberales, que tienen el claro objetivo de transformar radicalmente las relaciones capital-trabajo en nuestro país a largo plazo, más un gobierno explícitamente represor que viene hace dos años dando pasos en una política de reivindicación del terrorismo de estado y de los protagonistas civiles y militares de la dictadura y por el otro lado utilizando la represión a trabajadores como herramienta de propaganda. Un gobierno que como parte de su perfil dice que busca el orden y que no va a tolerar piquetes, etcétera, y que militariza los barrios incrementando el poder de fuego y la circulación de personas por comisarias a partir de la utilización a fondo de las herramientas para detener personas arbitrariamente. Se produce un salto como el que estamos atravesando que no tiene parangón en los últimos 30 y pico de años en la Argentina. De diciembre del 83 a la fecha nunca hemos estado en una situación de tanta profundización del conjunto de las políticas represivas estatales.

– ¿Cuál es el rol del sistema judicial en esta etapa?

– El poder judicial, siempre lo hemos dicho, podrá ser independiente del rey de España, pero del gobierno de turno jamás. Ya tenemos unas cuantas décadas post-dictadura para sacar conclusiones. En cada momento histórico, sobre todo el fuero federal que es el más vinculado al poder político, se alinea para poder producir las resoluciones que necesita el poder estatuido de cada momento. Por eso hoy hay jueces como Sergio Torres que, por ejemplo, jugaba un rol dentro de la gestión kirchnerista y ahora juega un rol igual de representativo para la justicia macrista. Algunos dicen: “qué barbaridad, ¿cómo este hombre que era una garantista hace las cosas que hace?” bueno, porque es Juez. El que quiera esperar otra cosa no está entendiendo como funciona el aparato estatal.

– En concreto ¿cuáles fueron algunos cambios?

– Primero fue menos visibilizado porque fue en las causas vinculadas a hechos represivos que no se hacen inmensamente populares. Gatillo fácil, muerte en la tortura o lugares de detención, por ejemplo. En las publicaciones de CORREPI denunciamos que se está dificultando el acceso de la familia a los expedientes, porque te ponen requisitos que no están en las leyes o rechazan las querellas con argumentos absolutamente insostenibles. Y se vio más masivamente a partir del salto copernicano en la movilización del primero de septiembre, al mes de la desaparición de Santiago Maldonado, donde en esa cacería que se desató sobre el final de la desconcentración 31 personas fueron detenidas de forma absolutamente discrecional. Sin vinculación, sin ningún hecho especifico. Además, cuatro de ellos eran trabajadores de prensa y se les imputaron delitos federales, con lo cual se abre la puerta a este fuero de excepción mucho más disciplinado por el poder político. Esas imputaciones más graves, hacen que se dificulte la soltura. Fue una especie de ensayo que hicieron y se perfeccionó en la marcha contra la Organización Mundial del Comercio (OMC) del 12 de diciembre, en la movilización de las organizaciones sociales del 13, y más fuertemente el jueves 14 y lunes 18 de diciembre en las dos movilizaciones contra la reforma previsional donde en total tuvimos 140 detenidos al mismo tiempo que 50 en Jujuy, en Ingenio esperanza. Llegamos a 230 en esos días con las mismas imputaciones de intimidación publica como delito federal. Y ni un solo policía preso, cuando hay cinco manifestantes que perdieron un ojo.

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En cualquier barrio donde no reluce el lujo ni las clases sociales acomodadas se sabe, se siente, se vive y se sufre a la policía cebada cuando piensa que está todo de su lado. La trayectoria de CORREPI nos ayuda a descifrar como actúan las fuerzas de seguridad.

– ¿El ascenso a un gendarme o las palabras justificando la represión de Bullrich, o el propio Macri, son tomadas como mensaje por las fuerzas policiales?

– No son mensajes, son órdenes. La diferencia con el gobierno de Cambiemos es que es la primera gestión que abierta y francamente le dice a la población: “yo soy la jefatura y la conducción de la fuerza de seguridad, hacen lo que yo la mando a hacer”. Después de lo de Santiago y Rafael lo dijeron por turno Macri, Bullrich, Garavano y demás. Lo más explícito fue lo de Macri a las 48 horas del fusilamiento de Rafael Nahuel cuando dijo en una reunión de gabinete: “tenemos que volver a la lógica que la voz de alto significa que te entregas”. El mensaje es a la población, a la fuerza lo que le dan son órdenes. Y estos comunicados de felicitación de Bullrich y demás son la demostración de “bravo muchachos, hicieron lo que dijimos que hagan”.

– ¿Cómo se le gana a todo eso?

– Donde aflojemos y larguemos la calle estamos al horno. Por eso nosotros cerramos el año 2017 con el acto en Plaza de mayo con una consigna bien concreta: Fortalecer la unidad y Profundizar la Lucha para poder enfrentar el avance sobre nuestros derechos, el ajuste y la represión. Si no entendemos que es el momento de actuar en unidad de acción callejera vamos a estar en problemas.

– ¿Qué se puede esperar? ¿Para qué se tiene que estar preparado?

-Tenemos que estar preparados para que esto se intensifique, no hay otra manera que Macri pueda cumplir con su plan. Y es un proyecto que no está encargado por otros, sino que son los mismos dueños del poder quienes lo están llevando a cabo. Hay que prepararse para multiplicar lo que se viene haciendo, porque como decía, en donde le aflojemos un tantito así y no tenga la reacción popular en la calle, el resultado va a ser catastrófico. La única manera de intentar ponerle freno es que profundicemos el protagonismo y la presencia en las calles, y para eso es requisito fundamental fortalecer la unidad de acción.

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El recorrido de CORREPI a lo largo de los años fue siempre por la vereda independiente a los gobiernos de turno. En ese camino fueron encontrando confluencia una y otra vez, en las calles, por figuras de la talla de Nora Cortiñas.

– ¿Cómo es compartir las mismas luchas con Nora?

– La historia y la dinámica del movimiento de derechos humanos es compleja y muy contradictoria pero siempre ha habido una línea divisoria muy clara entre quienes no han tenido dificultades en tener algún espacio de coordinación, de participación o de diálogo con los sucesivos gobiernos y quienes entendemos que solamente se puede hablar de derechos humanos  y contra la represión desde una posición de independencia absoluta del Estado, de sus gobiernos y de cualquiera de sus órganos. De este lado de esa línea divisoria hay algunos organismos que siempre han tenido una sostenida política de independencia frente al aparato estatal. Humildemente, CORREPI es uno. La Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos es otro, Hijos Oeste, Hijos La Plata; y fundamentalmente tenés allí a algunas madres que individualmente han marcado el camino, Norita Cortiñas, Mirta Baravalles, Elia Espen, por poner tres casos específicos y paradigmáticos que son las que nosotros definimos como las madres que nunca transaron. Es natural que las reivindiquemos como lo más auténtico de la lucha contra la dictadura y la represión porque además son compañeras que no se quedaron en solamente lo que les pasó a ellas, sino que están permanentemente presentes y desde siempre en las luchas actuales. Desde la década del 90, en los primeros juicios que empezamos a tener, estaban acompañándonos. O estaban y están en el acompañamiento a trabajadores en lucha. El otro día Nora decía “tengo miedo de no llegar a vieja”, tiene esa característica el sentido del humor que es importantísimo y, además, es una compañera que no ha dejado de aprender. Nora pertenece a una generación en la que ni siquiera como mala palabra existía el feminismo, y hoy se reivindica feminista y usa lenguaje inclusivo. Acompaña a las mujeres y las disidencias sexuales en primera fila, anda con su pañuelo de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Y no es fácil que una persona de su edad reestructure toda una historia de vida. Entonces, es natural que represente lo que represente para la juventud y para los que ya no somos tan jóvenes. Sobre todo, para quienes tenemos el privilegio de conocerla hace tanto tiempo. Yo la conocí a Nora cuando era más joven que yo ahora.

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El celular de Verdú no para de sonar. Se acumulan las llamadas perdidas y mensajes en lo que dura la entrevista. “Quilombos por todos lados”, dirá cuando chequee el teléfono. La cantidad de tareas diarias que implica el funcionamiento de CORREPI y su fundamental tarea y asesoramiento se reparte entre sus integrantes. Una de las características es que los familiares también integran de la misma manera el nivel de activismo.

– ¿Cómo es la relación y el vínculo con los familiares que se acercan?

-Cuando uno decide militar en una organización es bastante secundario si el que está al lado tuyo en una reunión te cae bien o mal, o si te hubieras hecho amigo de esa persona. En el caso puntual de CORREPI, tenemos una premisa muy clara: militar con alegría. En un ambiente sano, no opresivo. Como organización antirrepresiva tenemos ciertos anticuerpos a algunas cuestiones, hemos venido trazando un camino en el que vamos adquiriendo herramientas para comprender otras situaciones más allá de lo represivo específicamente. Naturalmente la historia de vida de cada uno, su propia personalidad va determinando ese proceso de incorporación a la organización y tenés quienes 20 años después siguen teniendo como eje central de su militancia su caso concreto. Y casos en los que ha habido una construcción de cuadros, al punto que son parte de la dirección de la organización.

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No es un policía es toda la institución

En la oficina contigua está el escritorio de Micaela. De muy joven se ha acercado, junto a sus familiares, para reclamar Justicia por la muerte de su hermano Rodrigo Corzo, quien fue fusilado el 28 de junio de 2003. Ese día el oficial subinspector Cristian Alfredo Solana y el sargento Ariel Horacio Núñez del Comando de Patrullas de Hurlingham fusilaron a Rodrigo y luego intentaron explicar que la muerte se dió en un intercambio de disparos con “delincuentes”. A partir de allí “primero conocimos a una abogada y luego a la organización” cuenta Micaela, quien tantos años después, e incluso ahora como colega, no puede dejar de tratar de usted a María del Carmen.

Micaela Corzo (Fuente: Correpi Organización)

– ¿Cómo fue el acercamiento a CORREPI?

– Aunque queríamos pensar que ojalá Rodrigo sea el último, entendimos que era algo que no se iba a cortar. Cuando lo mataron -del 83 al 2003- había 1500 casos de “gatillo fácil” y muertes en cárceles y en lugares de detención. Hoy estamos a 14 años del asesinato y los números son tres veces más. Es mucho, la represión siguió aumentando. Entendimos que necesariamente teníamos que quedarnos en CORREPI, esa fue nuestra construcción. Particularmente me toco a partir de mi propio estudio, soy abogada y ahora me encuentro en el rol de acompañar a los familiares desde otro lado. No sólo desde lo familiar o por ser la hermana de una víctima o encontrarnos en el mismo dolor, sino además acusando a ese mismo Estado que mató a esos pibes y a mi hermano.

– ¿Qué es lo más importante para los familiares que se acercan?

– Lo primero es dejar en claro que es un camino muy largo y que el enemigo es muy grande. Que hay que tener mucha paciencia, que muchas veces el dolor nos va a doblegar, que vamos a sentir que no tenemos más fuerza, que no queremos saber más nada, que no queremos seguir viviendo, pero son procesos que hay que pasar y hay que saber estar un rato en el piso. Pero es importante saber que tenemos un compañero al lado que está para ayudarnos a levantarnos y seguir luchando. No hay otro camino más que organizarse y luchar, uno solo no va a llegar a nada. Lo importante es estar todos juntos y organizarse, saber que un compa al lado va a estar para apoyar y acompañar.

-En todo ese proceso de pasar de familiar de una víctima a convertirse en una militante, ¿Cómo fue cambiando tu visión sobre la policía y su rol?

– Siempre digo que era la nena y vivía en una cajita de cristal, había cosas que no me enteraba o no me daba cuenta. Me decían “cualquier cosa pedile ayuda a un policía”, con esa idea llegamos muchos familiares, de que el policía está al servicio de la comunidad. Después te das cuenta de la peor manera, después que enterrás a un familiar. Y cuando vas a una primera reunión de CORREPI te das cuenta de que no sos vos sola, y que no fue ese policía solamente. Y cuando vas intercambiando experiencias vas sola dándote cuenta de que realmente es una instrucción la que reciben por parte del mismo Estado. Hay un denominador común, fueron formados de esa manera por el Estados, ¿es una posición política? Sí, es una conclusión política. En los hechos los familiares comprobamos esa teoría en la práctica, llegamos a la conclusión de que no es un solo policía sino toda la institución. Son procesos que nos vamos dando.

Carmen, como la llama Micaela, en todo este tiempo ha generado prestigios y respetos de militantes de los más variados. En cada organización esa figura que se destaca sobre todo generando entusiasmo y contagio en las tareas diarias y agotadoras del activismo político se vuelve clave para seguir adelante.

– ¿Cómo es Carmen como compañera?

– Hace 14 años que la conozco y aprendimos a tratarnos como compañeras. Al principio no entendía como vivía, porque está las 24 horas dispuesta para todo el mundo. Ella es capaz de dejar de juntarse con su madre porque hay un familiar que la llamo y necesita charlar un rato. Carmen deja su vida al servicio de otro. Como persona es excepcional, como compañera, yo no creo que se dimensione para afuera la calidad de compañera que es, con todo lo que significa el término. No solo desde lo político, sino que es solidaria, generosa. Ella, con la capacidad política y profesional podría haber elegido cualquier otro camino, sin embargo, ha elegido estar con quienes desde un principio no teníamos un mango o no sabíamos hacer nada. Nos ha acompañado en el dolor. Ha sido parte de que la mamá de Chaco González (muerto luego de la golpiza y tortura policial en enero de 2003) aprenda a leer y escribir para que pudiera entender que decían de su hijo. Le decía “Ramona yo te lo leo, está bien que confíes en mí, pero vos tenés que leer y escribir”, y aprendió a leer en CORREPI. Es una gran maestra. Antes de ser abogada era maestra, creo que en algún punto lo sigue ejerciendo desde el corazón. Yo no conozco dentro del campo popular una persona tan generosa.

El ritmo vertiginoso de la “orga” sigue sin respiro. Como dice Micaela: “La represión no se toma vacaciones, no hay feria judicial para la represión, no hay un descansito de una semana”. Y la respuesta alegre y constante del activismo contra la represión no da el brazo a torcer. Ya sea en Mar del Plata, cubriendo indagatorias de les detenidos del 14 de diciembre, con otres compas arreglando talleres, ya sea dando ayuda por un fusilamiento policial en Salta, recibiendo casos nuevos, preparando festivales para recaudar plata, planeando actividades de radios abiertas, murales o marchas.

Ya sea en los juzgados o en las comisarías, pero sobre todo en las calles.

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