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La noche del lunes pasado, mientras aprontábamos los detalles organizativos para la jornada del miércoles 22, en que iba a terminar de conformarse el jurado popular y empezaría el juicio al subcomisario de la PFA José Buscarolo, que fusiló hace dos años a Iago Ávalos (17),  nos contactaron desde San Miguel del Monte, sonó el teléfono de un compañero de CORREPI. “Tenemos que ir a San Miguel del Monte mañana, mataron a cuatro pibes y hay una quinta chica internada grave después de una persecución de la policía”, nos dijo Ismael Jalil.

A media mañana del día siguiente, mientras la prensa hegemónica hablaba de un accidente de tránsito (“Auto se estrelló contra un camión con acoplado: 4 muertos”, tituló Crónica, por ejemplo) pudimos verificar en el terreno que la versión dada por la policía a la fiscalía era absolutamente falsa. A las declaraciones de vecinxs que vieron a los policías persiguiendo a los tiros el Fiat 147 conducido por un chico de 22 años, en el que iban dos pibes de 14 y dos pibas de 13, se sumó el hallazgo de cuatro vainas 9mm. en el exacto lugar en el que, en los videos de las cámaras municipales, se ve a un policía disparando su reglamentaria con medio cuerpo afuera de la ventanilla. Para la tarde, la fiscalía ya tenía por cierta la participación policial en el hecho, apartó a la Bonaerense de la instrucción e imputó a quienes confeccionaron el acta de procedimiento con que le dieron noticia del hecho por falsedad ideológica de instrumento público. En criollo, ya era evidente la mentira de la versión policial. Horas después, la autopsia de la nena de 13 años reveló un disparo 9mm. en su glúteo, y aunque no se han completado otras pericias, doce policías ya debieron ser desafectados, de los cuales siete están detenidos, mientras la fiscalía analiza la situación de los otros cinco.

Anoche, con la mentira policial desbaratada, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue convocada a hablar del tema en el programa “Corea del Centro”, de lxs periodistas María O`Donnell y Ernesto Tenenbaum. Lo primero que hizo la funcionaria fue responsabilizar a la población de San Miguel del Monte, a quienes acusó de tener “una cierta relación de distancia”, miedo y desconfianza a la policía. Luego, reafirmó que la “Doctrina Chocobar” es el paradigma ordenador de la actuación de las fuerzas de seguridad bajo su mando. “El caso Chocobar muestra claramente cuando un policía actúa en cumplimiento del deber. Estoy absolutamente convencida que en la instancia del tribunal oral van a  dar vuelta y con mucha fuerza a los jueces de primera instancia que tienen como miedo de defender a un policía cuando hace las cosas bien”, disparó, al tiempo que ratificó la orden del gobierno que representa de usar las armas reglamentarias contra personas en fuga, desarmadas o por la espalda (y de 13 o 14 años, como en Monte).

Confrontada por sus entrevistadores con el reciente fallo de la Cámara Federal de Fiske Menuco (Gral. Roca para otros) que desarmó la falsa versión de los prefectos sobre el fusilamiento por la espalda de Rafael Nahuel, versión a la que ella misma en conferencia de prensa enalteció como “versión de verdad”, calificó al órgano judicial como “cámara absolutamente liberadora permanentemente de narcos” y de “cámara militante, que hace justicia política”, para luego insistir en lo que ya se ha demostrado falso: que el tiro no fue desde atrás, que los mapuches atacaron a los indefensos prefectos, que no se sabe de qué arma salió el disparo mortal.

Llegado un punto en que se quedaba sin argumentos, cargó entonces contra las organizaciones populares que militamos contra la represión estatal. “En Argentina había una sola teoría, que cuando un policía actuaba o tenía un enfrentamiento por lo que fuera, o porque lo querían robar, independientemente de lo que ese policía hubiese hecho, aparecía un aparato ideológico, el CELS, la CORREPI, la APDH, y por el solo  hecho de ser policía lo condenaban. Lo que nosotros cambiamos es esa doctrina. (…) Lo que da la posibilidad de que el agente se sienta protegido en su trabajo es que sepa que cuando hace las cosas bien no va a terminar preso con el CELS y la CORREPI persiguiéndolo. Ah, bueno. Finalmente lo sabemos. La culpa no es del policía que mata por la espalda, es de CORREPI  que lo denuncia públicamente.

Pero lo más grave vino inmediatamente después, cuando definió la desaparición forzada, tortura y muerte de Luciano Arruga de “mentira, una construcción como intentó ser la de Maldonado”, verdadera afrenta a la memoria de Luciano y todxs lxs asesinadxs por el aparato represivo estatal, a sus familiares y amigxs y a su consecuente lucha por verdad y justicia.

Obviamos por razones de espacio sus tartamudeos cuando la interrogaron sobre las falsas acusaciones de terrorismo que formuló contra los dos hermanos de la colectividad musulmana de Floresta, contra trabajadorxs migrantes con amenazas de expulsión, como el ciudadano turco y los demás detenidos en la marcha contra al Presupuesto, y, finalmente, sobre su relación (o la de su nieto, según nos quiere hacer creer) con el espía multifuncional D’Alessio.

Si algo quedó claro de la larga entrevista, es que, en el marco del año electoral, el gobierno de Cambiemos sigue apostando al voto bala y el voto cárcel, y que lo único cierto de todo lo que vomitó la ministra es que acá hay una organización antirrepresiva que va a seguir diciendo y haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para promover la lucha contra la opresión y la represión. Por Luciano, por Rafita, por Santiago, por Iago, por lxs pibxs de Monte y por cualquier víctima de la represión estatal.



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