El día 19 de junio Lautaro Guzmán de 23 años, y Agustín Barrios de 20 años fueron perseguidos por una moto de la policía de Córdoba. El hecho, que ocurrió en Colonia Caroya, provincia de Córdoba, en la intersección de las calles Avenida San Martín y Calle 10, culminó con la muerte de ambos chicos.
La persecución, que tuvo como protagonista al oficial Juan Pablo Cano, se ocasionó porque se saltaron un control policial, acto seguido la policía emprendió una brutal persecución, en una muestra más del amedrentamiento que sufren lxs pibxs de las barriadas populares. Producto de esa persecución violenta y que no midió ningún tipo de consecuencias, es que estos jóvenes chocan con un auto. Tal fue la velocidad y la violencia con la que se dio el suceso, que oficiales que los perseguían en el móvil también embistieron al Ford K.
Esta no es la primera vez que la policía de Córdoba utiliza sus vehículos como forma de amedrentamiento y que termina con la vida de un pibe, claro ejemplo de ello es lo ocurrido el 7 de noviembre de 2018 con Yamil Alexis Malizia de 16 años, cuando producto de una persecución policial termina chocando su moto y muriendo luego de días de internado en la localidad cordobesa de Río Tercero.
Lo llamativo del caso es que nunca se dio aviso por radio de la persecución a los pibes y que nuevamente familiares terminan enterándose de lo sucedido por el aviso de vecinxs.
Tanto en el caso de Yamil como en el caso de Lautaro y Agustín, a lo primero que se atinó fue a criminalizar a los jóvenes, tanto las fuerzas represivas como los medios, en el caso de Río Tercero el titular que pusieron en el periódico fue “muere menor huyendo de la policía”, sin hacer menor mención al accionar policial, en el caso de Lautaro y Agustín la versión que sacan a relucir es que ellos iban en una moto robada escapando de la policía, nada más alejado de la realidad, ya que la moto pertenecía a Lautaro.
Las familias de Lautaro y Agustín denuncian la falta de información que obtienen por parte del Poder Judicial, sin embargo se vienen organizando en un constante pedido de justicia.
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