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En estos días tuvo bastante repercusión mediática la noticia de que Víctor José Sarnaglia, director general de la policía santafesina, ordenó instruir a todo el personal policial para que porten sus armas con cartucho en recámara.

La medida, que generó contradicciones incluso al interior del gabinete provincial, con declaraciones cruzadas entre el ministro de Seguridad Marcelo Saín y la secretaria de DDHH, Lucía Puyol, habilita a los policías santafesinos a portar sus reglamentarias en lo que técnicamente definen los especialistas como “condición de disparo inmediato. 

Lo que sorprende a CORREPI no es que la policía santafesina haya recibido esta instrucción, que claramente tendrá su costo en más fusilamientos de gatillo fácil, sino que nadie señale que la misma norma está vigente hace mucho para otras fuerzas, empezando por la Policía Federal Argentina.

Lxs militantes de CORREPI escuchamos con frecuencia la expresión “arma en condición de disparo inmediato” en los juicios contra miembros de las fuerzas de seguridad. Son sus defensores quienes la traen a cuento, cuando argumentan que el disparo en la nuca o en la espalda fue un accidente involuntario. Son sus instructores de tiro y los peritos de las fuerzas quienes nos han explicado, una y otra vez, que la orden oficial a los policías federales es llevar el arma con bala en recámara y sin seguro. Así, en un mismo movimiento se baja el martillo (cuando por el tipo de arma eso es necesario) y se oprime la cola del disparador (mal llamado “gatillo”). Y pum.

En el juicio oral al policía federal Alejando Aguirrez Manzur, que el 17 de marzo de 2013 fusiló a los adolescentes Carlos Abregú y Emanuel Ojeda en Moreno, fue el propio imputado el que, en su indagatoria, afirmó que llevaba el arma “en condición de disparo inmediato, como le ordena la fuerza”.

En el juicio por el fusilamiento de Kunky Méndez (16), en La Matanza, los abogados del ministerio de Seguridad de la Nación que defendían al homicida, el cabo de la PFA Luciano Cruz Gaete Ossandón, convocaron a testificar al inspector Andrés Bruzzese, licenciado en criminalística, perito en balística y técnico superior en investigaciones federales, que además coordina la carrera de licenciatura en pericias balísticas en el Instituto Universitario de la PFA. Y ese experto, bajo juramento ante los jueces, dijo que “la orden que tienen los federales es llevar su arma reglamentaria en condición de disparo inmediato, es decir, con bala en recámara y sin seguros”. 

En el juicio por el fusilamiento de Jon Camafreita, por el que fue condenado a prisión perpetua el cabo de la PFA Martín Alexis Naredo, quienes lo explicaron en la audiencia fueron los peritos de Gendarmería Nacional, María Silvina Lastretti y el comandante Hugo Ariel Iseas, que no se privó de señalar cierta “envidia” porque la policía federal puede llevar bala en recámara, cosa que, dijo, no está autorizada en su fuerza.

El año pasado, en Lomas de Zamora, comprobamos que también la policía Metropolitana, antes de fusionarse con la PFA en la Policía de la Ciudad, tenía esa la misma instrucción que ahora disfruta la santafesina. En el juicio por el fusilamiento de Kevin Marchioni y Rodrigo Romero, fusilados por el metropolitano David Alejandro Barrios, su defensa trajo como testigo estrella al comisario retirado Daniel Salcedo, licenciado en criminalística y ex jefe de la policía bonaerense, muy conocido públicamente por su rol como perito de la querella de la jueza Arroyo Salgado en la causa por la muerte del fiscal federal Natalio Alberto Nisman. También él explico a los jueces que Barrios debía llevar el arma reglamentaria con cartucho en recámara y sin seguros, para que estuviera en condición de disparo inmediato.

Por eso, mucho antes de la “novedad” santafesina, el 27 de diciembre pasado, planteamos a la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, como parte de nuestro pliego de reclamos urgentes en materia represiva, la derogación de la instrucción dada a la PFA de llevar su arma reglamentaria en condición de disparo inmediato, y le explicamos cómo esa disposición es reiteradamente utilizada por las defensas policiales para justificar el gatillo fácil.

La conmoción generada en algunos ámbitos por este permiso  para disparar de inmediato de la policía de Santa Fe, que históricamente viene disputando los primeros lugares en materia represiva con la bonaerense y la federal, es escenario útil para poner en cuestión y derogar la misma directiva en las otras fuerzas que ya la vienen disfrutando.

Así lo seguiremos denunciando y reclamando, siempre en las calles, contra la represión.

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