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Mélody Barrera(27) fue asesinada en la madrugada del 29 de agosto de 2020, en la lateral este de la Costanera y Correa Saá del departamento de Guaymallén, por el policía Dario Jesús Chavez Rubio, quien cumplía sus funciones en la comisaría 34° del barrio Bancario de Godoy Cruz.

Seis balas impactaron sobre el cuerpo de Mélody que inmediatamente le quitaron la vida.
Seis balas de desprecio a la vida del otrx.
Seis balas de transodio e impunidad.
Seis balas de violencia machista patriarcal.
Seis balas de una reglamentaria que expone la responsabilidad estatal.

El mismo estado que precariza y vulnera al colectivo lgtbiq+ a través de la postergación de sus derechos básicos como la salud, el trabajo, la vivienda. El responsable de que la esperanza de vida de ellxs, sea de tan solo 35 años.

Asimismo se suma el persistente hostigamiento y persecución policial que al igual que los servicios penitenciarios, exhiben odio y saña contra las disidencias. Lo que se traduce en detenciones arbitrarias, exigencia de servicios sexuales o de coimas, criminalización, malos tratos, discriminación, vejaciones, torturas, violaciones y asesinatos.

Como consecuencia de la represión sistemática hacia el colectivo lgtbiq+, en la última actualización de nuestro Archivo de casos, pudimos registrar 22 casos de crímenes de odio, en el período que va desde la vuelta a la democracia hasta noviembre de 2020. A lo que se agregan los casos de Fátima Belén Barrios (29) asesinada el 18 de julio en una comisaría en Formosa y Victoria Núñez (27) muerta en manos de la policía en la ciudad de Paraná, Entre Ríos el 21 de julio de 2021.

Pese a las conquistas obtenidas gracias a la lucha del colectivo lgtbiq+, como la derogación del protocolo para detener a personas lgtbiq+, la absolución de Luz Aimé Díaz, la aprobación en el Senado Nacional de la Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans, Ley Diana Sacayán-Lohana Berkins y el decreto 476/21; en el actual contexto de pandemia se profundizó la desigualdad estructural a la que están sometidxs. Los desalojos junto con la emergencia de vivienda, laboral y de salud son claros ejemplos de esta problemática.

Mélody Barrera fue víctima de muchas de esas violencias y ante todo de la violencia represiva estatal entrecruzada con la patriarcal, encarnada en el arma reglamentaria.

Por eso desde CORREPI seguimos denunciando el travesticidio de Mélody, la justicia heteronormada que garantiza la impunidad de los asesinos y la responsabilidad estatal en los crímenes de odio.

Alzamos la voz y exigimos.

Que se juzgue al asesino de Mélody Barrera por “homicidio agravado por el odio a la expresión de género con homicidio agravado por uso de arma de fuego y violación de cuarentena”.

¡Basta de crímenes de odio!
¡Juicio y castigo para el asesino!
¡Justicia por Melody!

El estado es responsable

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