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A comienzos de este año, denunciábamos que el presupuesto presentado por Horacio Rodríguez Larreta en CABA, empeoraba la situación de infraestructura escolar de miles de estudiantes, además de sumar las prácticas profesionales obligatorias. A la par, mayores recursos para equipamiento e infraestructura de la policía más letal del país. Casi diez meses después, la policía de la Ciudad, por orden de Larreta y Acuña, persigue a lxs estudiantes y sus padres que realizan más de diez tomas de colegios para intentar frenar la destrucción educativa que ya lleva 14 años de gestión PRO.

El viernes pasado, inició en la Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas N° 2 “Mariano Acosta” una toma por parte de lxs estudiantes, con reclamos concretos: mejoras edilicias (un reclamo histórico de muchísimos colegios y universidades de CABA), el cese de las llamadas ACAP (“Actividades de Aproximación”) que no son más que prácticas obligatorias creadas por Larreta y Acuña para favorecer a las empresas privadas con mano de obra joven y precarizada, y viandas alimenticias dignas. Sobre esto último, además, se han presentado proyectos de ley por parte de legisladores del FIT-U y del Frente de Todos, para modificar el sistema de distribución de viandas, que garantiza alimentos de calidad para lxs pibxs. Por supuesto, ninguna de estas presentaciones avanzó porque, como sabemos, la legislatura porteña funciona como una escribanía del PRO hace años, donde solo se tratan y aprueban proyectos que solo son funcionales a sus intereses y los de sus empresarios amigos. Rápidamente, se plegaron otros colegios que sufren las mismas problemáticas hace años, y con el reciente anuncio del Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini, ya son 12 escuelas tomadas en contra de la política educativa de Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña.

Sin embargo, si bien nada nos sorprende, la respuesta del gobierno de CABA no se hizo esperar y decantó en una escalada de violencia acorde a los tiempos que estamos atravesando y de la cual Juntos por el Cambio está entre los principales responsables. No es novedad la nula decisión política del PRO de avanzar en políticas públicas en favor de los sectores populares y todo lo que esté relacionado al estado garantizando derechos, a la par que durante estos 14 años de gestión en la Ciudad de Buenos Aires (además de los años de experiencia en el gobierno nacional y en distintas provincias) es más que clara su predisposición y defensa irrestricta por la avanzada represiva contra cualquier reclamo. Es así que, desde que comenzó la toma en el colegio Mariano Acosta, Larreta y Acuña tomaron la peligrosa y más que repudiable decisión de enviar sostenida e incesantemente efectivos de la Policía de la Ciudad a los colegios y a la casa donde lxs pibxs que están participando de las tomas viven con sus xadres, para amedrentarlxs y notificar a estxs últimxs de multas superiores al millón de pesos por las supuestas contravenciones realizadas por sus hijxs. Todo esto, desde ya, junto a aprietes e intentos de intervención más violentos por parte de la policía que, como denunciamos históricamente, están relacionados a la dificultad para acceder a cuáles son nuestros derechos en estos casos, y aunque lo supiéramos, lo poco que importa esto cuando un policía nos arrincona contra la pared y nos amenaza con llevarnos detenides si no les mostramos el DNI.

No podemos escindir la inmediata reacción violenta de Larreta y los distintos medios hegemónicos, sectores conservadores, que lo rodean y protegen, de los términos en los que se viene dando la discusión pública en el último tiempo. Una escalada en la narrativa, donde los sectores de derecha y ultraderecha han encontrado mecanismos para posicionar cualquier actividad o medida de lucha en pos de establecer pisos mínimos de dignidad o defender derechos ya conquistados, como hechos violentos que atentan contra el orden público. Han logrado torcer la discusión pública para ubicar a adolescentes que simplemente permanecen dentro de un colegio, manteniendo el cese de sus actividades, sin forzar ni obligar a nadie a participar y mucho menos apelar a la violencia física, como personas más peligrosas y desubicadas en esta sociedad, que los propios funcionarios que envían hace años viandas con hongos, ponen en peligro la vida de estxs mismxs chicxs al mantenerlxs estudiando en aulas en las que literalmente se cae el techo, o lxs obligan a destinar menos horas a cualquier materia escolar, para ir a realizar tareas laborales gratuitas para empresas privadas. Es obvio que la desigualdad en términos de recursos materiales los favorece para extender este discurso. Sin embargo, no se trata solo de un tema económico. Es tiempo, hace bastante ya, de que nos preguntamos cómo se corrió el grado de tolerancia a determinadas actitudes y expresiones que creíamos desterradas, y al mismo tiempo preguntarnos qué herramientas podemos construir colectivamente para retomar consensos básicos donde los derechos humanos, alimentarios, educativos, laborales, de salud y vivienda vuelvan a ser más relevantes que las formas de conseguirlos.

Ante esto, desde CORREPI no solo nos ponemos a disposición y con absoluta solidaridad con lxs miles de pibxs que están encabezando esta lucha, sino que además de acompañarlos en algunos colegios compartimos con todxs ellxs nuestras herramientas de difusión sobre cómo accionar en distintos casos represivos. Tal es el caso del Manual que elaboramos ya hace varios años sobre cómo proceder ante casos de intento de represión policial en tomas de colegios, que se puede descargar desde este link.

Necesitamos entender, cada vez con mayor urgencia, que las luchas como las que están llevando adelante lxs estudiantes en las tomas de los colegios, lxs trabajadores del SUTNA, las organizaciones sociales en reclamo del Salario Básico Universal o el acceso a una vivienda digna, lxs docentes y trabajadorxs estatales en Mendoza, o las que venimos impulsando desde CORREPI para reducir la letalidad de las balas policiales o las detenciones arbitrarias en los barrios, son urgentes y tienen que ser las banderas de todos los sectores populares, sin mezquindades, y la más amplia unidad posible.

Contra el ajuste y la represión, ¡UNIDAD, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!

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