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El sábado 16 de julio se llevó adelante, en la sede de FATPren, el Plenario Nacional de CORREPI. Allí, las conclusiones fueron claras: la crisis social y económica se agudiza, crece la movilización popular y con ella la criminalización de la protesta. Creemos que la mejor manera de enfrentar este contexto es seguir apostando a la unidad en los barrios y en las calles.

Luego de dos años en los que debimos realizar la máxima jornada de nuestra organización de forma virtual, al igual que distintas jornadas de discusión previa, este fin de semana nos volvimos a encontrar presencialmente compañerxs de Cuyo, Mar del Plata y AMBA, las regiones donde CORREPI está presente.

Además de definir nuestra forma de organización interna, el Plenario estuvo atravesado transversalmente por la discusión política. Sin pretender verdades acabadas, hubo un amplio consenso a la hora de caracterizar la compleja situación internacional y local que atravesamos. En todo el mundo la derecha avanza, incluso dominando la agenda pública por momentos, a partir de sus voceros en los medios hegemónicos, y llevando al terreno de la discusión acuerdos históricos en materia de derechos conquistados.

En Latinoamérica, se suma el fenómeno particular en el que vemos que a esa derecha ordenada por el establishment no logra hacerle contrapeso real una fuerza netamente progresista ni de izquierda. Aquellos frentes políticos que gobernaron durante más de una década en coincidencia, construyeron alianzas con sectores más conservadores para volver al poder. Lo endeble de esa construcción está derivando en internas y riesgos de virajes reaccionarios, a contramano de lo que presentaban en sus orígenes.

Esto se evidencia muy claro, en nuestro país, en el Frente de Todos. Al margen de las internas superestructurales del gobierno nacional, las gravísimas consecuencias de los cuatro años del macrismo, de la pandemia, y del impacto en alimentos y energía de la guerra en Ucrania, derivaron en una crisis económica y social insostenible. La mejora en términos sanitarios y esta situación límite, derivan en una creciente movilización popular para exigir a un sector del gobierno políticamente decidido a no confrontar con los poderes económicos concentrados (cuya riqueza crece exponencialmente hace años), que el camino es en el sentido contrario. Es desde las organizaciones sociales que le ponen el cuerpo a esta crisis diariamente, que surgen distintas medidas que por supuesto desde CORREPI acompañamos: aumento del Salario Mínimo, Vital y Móvil, de las jubilaciones y el Salario Básico Universal.

Medidas ausentes que nos cuestan vidas

La ausencia de estas medidas económicas, que mejorarían la vida de más de siete millones de trabajadorxs desocupadxs, informales, y de la economía popular, y de otrxs tantxs formales pero con serias dificultades para alcanzar un estándar básico de vida, está directamente relacionada a la necesidad de medidas para paliar los efectos represivos. Es que son estos sectores, principalmente lxs pibxs (no casualmente el sector social que más está sufriendo la pobreza), sobre los cuales se recrudecen las políticas represivas estatales.

Es en los barrios donde las distintas policías y fuerzas federales oprimen preventivamente toda intención de organizarse contra esta situación apremiante, cobrándose la vida de una persona cada 17 horas a través del gatillo fácil, la tortura o las muertes en lugares de detención, entre otras modalidades. Son estas dos las principales formas en las que la represión se descarga contra lxs más pobres, contra nuestrxs familiares, y lxs militantes populares, y sobre las primeras que tenemos que avanzar en exigencias concretas que pongan un mínimo freno a esa situación.

Tampoco está exenta la movilización popular, cada vez más creciente y en amplia unidad, que celebramos e impulsamos desde las peores épocas del macrismo. Vemos casi a diario como, principalmente las fuerzas provinciales, en connivencia con el poder judicial, llevan adelante un dispositivo represivo destinado a impedir que el descontento social crezca y se haga presente en las calles. El ejemplo más claro es la situación de Jujuy, donde Gerardo Morales gobierna la provincia hace más de siete años como si fuese un feudo de la Edad Media.

Vimos, no con sorpresa pero sí con preocupación, la cada vez mayor presencia policial en las movilizaciones que se impulsan en el AMBA, como el caso de los cortes que se llevaron adelante en reclamo del Salario Básico Universal. Una verdadera bomba de tiempo, si tomamos en cuenta las declaraciones estigmatizantes desde distintos espacios políticos que parecen cerrar un consenso sin titubeos a la hora de aplicar el garrote.

Es en este sentido que, desde CORREPI, hemos impulsado hace años una Agenda Antirrepresiva Urgente, sobre la cual, a principios de 2022, hicimos una campaña para avanzar en los cinco puntos principales de los que la componen.

Ante este escenario grave y urgente, decidimos en este Plenario convocar a todas las organizaciones en la más amplia unidad sostenida en las últimas semanas (y lo haremos formalmente con la intención de construir espacios de coordinación) a incorporar a la agenda construida en consenso, los siguientes puntos:

  • Prohibición del uso del arma reglamentaria fuera del horario de servicio.
  • Cumplimiento efectivo por parte del estado argentino con el fallo de la Corte IDH en el caso Bulacio, que hace casi 19 años le ordenó erradicar todo el sistema de detenciones arbitrarias.

Sobre este último punto en particular, de no avanzar, el año que viene se cumplirían 20 años de sistemático ninguneo a una medida cuya falta de aplicación, en este tiempo, se cobró la vida de miles de personas y lo sigue haciendo.

La represión es política de estado y en este sistema eso no va a cambiar. CORREPI no baja los brazos en esa lucha, y por el contrario discute y propone formas de intervenir en la realidad cotidiana concreta para paliar la gravísima y urgente situación que estamos atravesando. Apostamos a concientizar a todo el pueblo laburante y contar con el apoyo del campo popular. Lo único que tenemos claro es el camino: esto se consigue en los barrios, en las calles, con UNIDAD, ORGANIZACIÓN Y LUCHA.

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