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¡JUSTICIA POR GUSTAVO GIMÉNEZ!

El domingo 21 de febrero, Gustavo Giménez (18) salió junto a Mariano Tello (21) a vender pulseras a la calle para hacerse el mango, además de trabajar ambos en la cosecha para ayudar a sus familias.

Esa tarde, alrededor de las 20:00, la plaza departamental de San Martín, Mendoza, se encontraba llena de gente como es habitual los domingos. Gustavo y Mariano ofrecían respetuosamente su mercadería a quienes se encontraban allí, afirmado por testigos. En uno de los bancos de la plaza había una pareja que al momento en que los pibes intentaron venderle, el hombre, Nicolás Moreno, policía que ese día no estaba de servicio, los maltrató diciéndoles que eran una “escoria”, que conocía a uno de ellos del barrio Los Parrales, que no tenían que estar en ese lugar y que se fueran. Ante semejante ofensa los pibes contestaron que no estaban haciendo nada malo, solo vendiendo y que no tenían por qué irse del lugar público. El policía continuó maltratando a los pibes, se subió la remera y amenazándolos les enseñó el arma. Los pibes envalentonados le respondieron con palabras que cualquier persona que conoce algo de sus derechos le respondería a un policía de civil que amenaza con la reglamentaria.

El yuta no dudó en pegarle tres tiros a Gustavo, dos en el brazo y uno fatal en el tórax, además de los tiros que repartió por el aire y que según testigos, una bala pasó al lado del pie de un nene de dos años. Mariano se asustó, quiso impedir que Moreno siguiera disparando porque las balas también iban para él y sirviéndose de su palo exhibidor de pulseras, logró sustraerle el arma y salir corriendo. Corrió 15 cuadras y tiró el arma hasta que fue alcanzado por la policía.

En paralelo a esa secuencia, Gustavo agonizaba en el piso al lado del banco donde ofreció su última pulsera. La ambulancia tardó lo suficiente como para impedir salvarle la vida al pibe. “Tal vez pasó una hora para que llegara”, relató una de las hermanas de Gustavo. Ella llegó al lugar con un primo que la acercó en su auto y pudo ver a su hermano dando los últimos suspiros, mientras un camión de bomberos auxiliaba al asesino que sólo tenía unos leves golpes en la frente.

A partir de ahí, circuló por los medios hegemónicos el ya conocido titular “delincuente abatido por las fuerzas de seguridad” que nos remite a la certidumbre de que fue otro caso de gatillo fácil, el segundo en menos de una semana en la provincia.

En estos momentos, Mariano se encuentra detenido en el polo judicial penal de la provincia de Mendoza, donde ha sido golpeado y amenazado por la misma policía, por lo que exigimos que se garantice su integridad física y que declare libremente en la causa.

Así como también fueron hostigadas y amenazadas por la policía las familias de Gustavo y Mariano y las personas que oficiaron de testigos, alrededor de siete declaraciones que confirmaron cómo Moreno fusiló a Gustavo esa tarde en la plaza de San Martín.

Al parecer la vida de algunxs vale más que la de otrxs, según la clase social a la que se pertenezca. Vivir en el barrio Los Parrales habilitó al asesino a matar a quemarropa a Gustavo.

Nicolás Moreno fue beneficiado con el cambio de carátula de la causa, de homicidio agravado a legítima defensa y notificado de su inmediata libertad por el fiscal Oscar Sívori, después de que familiares de las fuerzas salieran a manifestarse exigiendo la libertad del asesino.

¿En qué momento las calles se convirtieron en lugar de demandas para los represores que, a través de sus familias y con total descaro peticionaron derechos para quienes todos los días los vulneran sistemáticamente?, ¿dónde están las políticas punitivas que imputaron hace unos días a diez pibas por manifestarse a través de una pegatineada, para Liliana Cortés (presidenta de la asociación de esposas de policías y fuerzas de seguridad de Mendoza), que con absoluta impunidad manchó con aerosoles la estrella pintada en memoria de Gustavo, en el suelo de la plaza donde fue asesinado por el policía, desconociendo el dolor de una familia y de una madre que se arrodilla ante tanto desconsuelo porque le arrebataron la vida de su hijo?

Las calles son los espacios de lucha y de reivindicaciones de la clase trabajadora y del pueblo. Mientras siga corriendo la sangre de lxs pibxs por las calles de Mendoza, seguirán siendo las familias y madres quienes las habiten y levanten las fotos de sus hijxs asesinadxs por las fuerzas de seguridad. Lxs mismxs pibxs sentenciadxs por los tres poderes despóticos; un poder legislativo que aprueba códigos y leyes punitivas represivas, una justicia clasista que garantiza la impunidad de las fuerzas de seguridad y un ejecutivo que a través del silencio y la inercia los condena a una solapada pena de muerte: a los fusilamientos de gatillo fácil.

Una política de estado que representa en Argentina el 36% de las muertes a manos del estado, según nuestro archivo de casos 2020, donde gobierne quien gobierne reaparecen los métodos más consabidos como la versión maquillada de los medios, la alteración del escenario del crimen, el encubrimiento a primera mano, el miedo a través de amenazas a testigos y familiares y el beneficio de la impunidad de las fuerzas de seguridad.

Hacemos responsables por el fusilamiento de Gustavo Giménez:

Al fiscal Oscar Sívori por el cambio repentino de carátula.

Al intendente de San Martín, Raúl Rufeil.

Al ministro de seguridad, Raúl Levrino.

Al gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez.

Y por las golpizas y amenazas hacia Mariano Tello:

Al director general del servicio penitenciario, Eduardo Orellana.

Desde CORREPI ahora más que nunca exigimos al ejecutivo nacional la implementación urgente de nuestra agenda antirrepresiva.

Seguimos sosteniendo que la salida es colectiva, es la organización y lucha. Porque las fuerzas de seguridad no nos cuidan de nada.

Abrazamos a la familia de Gustavo en el dolor y acompañamos en la lucha.

Gritamos una vez más:

¡Basta de gatillo fácil!

¡Justicia por Gustavo Giménez!

¡Libertad para Mariano Tello!

Cárcel a Nicolás Moreno.

El estado es responsable.

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