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El 19 de diciembre de 2001, comenzó una de las jornadas de resistencia popular más significativas de nuestra historia reciente, recordada muchas veces con la referencia del “Argentinazo”.

Han pasado más de 20 años de aquel escenario de ajuste, endeudamiento, desocupación y miseria para el pueblo. Y hoy, los mismos dueños de siempre, los empresarios ricos, los timberos, los oligarcas, los entregadores, vuelven a poner al pueblo ante una situación criminal: un ajuste feroz que sume en la pobreza a la mitad del país, centenares de fábricas que cierran dejando un tendal de trabajadorxs como un gran ejército de desocupadxs que pretenden usar como variable de ajuste para la prometida reforma laboral que se está tratando en el congreso (entre diciembre de 2023 y junio de 2025 cerraron 16.322 empresas, el equivalente a 28 por día, con una pérdida de 236.139 empleos formales, según “Atenas”), un presupuesto que sólo beneficia a los ricos y descarta la salud y la educación de lxs discapacitadxs, los niñxs, lxs jóvenxs y lxs viejxs.

Obviamente, a esta altura, ya sabemos que semejante ajuste no pasa sin represión. Desde el día uno el gobierno desplegó toda su maquinaria represiva de la mano de Patricia Bullrich al mando del Ministerio de Seguridad Nacional que en sólo dos años modificó leyes, normativas y protocolos que dieron rienda suelta al gatillo fácil, a las torturas y las muertes en lugares de detención, a las detenciones arbitrarias, a la represión a la protesta social y a la persecución a las organizaciones.

Sólo dos años de este gobierno y las consecuencias son criminales: más de 1000 personas asesinadas por el aparato represivo estatal,  crecimiento exponencial del gatillo fácil y las muertes en cárceles y comisarías, 250 personas (sólo en CABA) detenidas y sometidas a causas penales en contexto de protesta social, más de 1500 personas heridas por las fuerzas represivas en movilizaciones, periodistas heridos y perseguidos por denunciar o cubrir las acciones del gobierno.

Ante semejante ataque, nuestra respuesta sigue siendo la calle. Con la movilización y militancia se logró dar vuelta al veto del gobierno para no cumplir con las leyes de emergencia en discapacidad y financiamiento universitario, cómo también se logró que se aplaza el tratamiento del proyecto de la reforma laboral.

Reventar la plaza, todas las veces que sea necesario hasta que se vayan.

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