Esta dupla represora no representa a los intereses del pueblo trabajador, de las mujeres, de lxs jóvenes, del colectivo LGBTQ+, ni de las comunidades que todos los días luchamos por una vida digna. Por el contrario, simboliza el avance de un modelo represivo que criminaliza la protesta social, militariza los territorios y protege los privilegios de unos pocos.
Esto es más marcado aún en una provincia como Mendoza, que tiene una identidad de lucha por el agua, ahora más que nunca ya que intentan avanzar con un modelo de saqueo y contaminación. De ahí su necesidad de reforzar el aparato represivo.
Mientras miles de familias padecen hambre, desempleo y precarización, el gobierno nacional y sus representantes, en connivencia con el gobierno de Mendoza, eligen el despliegue policial en lugar de dar respuestas concretas a las necesidades urgentes.
Bullrich, en el mismo cargo de Ministra de Seguridad en el gobierno de Mauricio Macri, no solo dijo que CORREPI mentía respecto a las personas asesinadas por el aparato represivo estatal, sino que en su momento elaboró un contrainforme, pero esos datos oficiales no pudieron desmentir la denuncia que venimos realizando desde la vuelta de la democracia en 1983 con todos los gobiernos. Y si esa primera gestión fue la más represora hasta esa fecha, desde diciembre de 2023, en su alianza con Javier Milei, encabeza la peor de toda nuestra historia en democracia, a punto tal que carabterizamos su política represiva como verdadero cambio de régimen.
Repudiamos su presencia en la provincia gobernada por uno de sus aliados, Alfredo Cornejo, también porque no olvidamos que es la responsable de la desaparición forzada y muerte de Santiago Maldonado y del fusilamiento de Rafael Nahuel.
¡No queremos que Mendoza sea escenario de la política del miedo y la represión. Necesitamos más educación, salud, vivienda, trabajo y ambiente sano para vivir, no más armas.
¡Basta de ajuste y represión!
