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Como venimos denunciando desde el Informe de la Situación Represiva Nacional 2017, la gestión de Cambiemos es la más represiva de todas desde la vuelta de la democracia. Sin embargo, vale aclarar que la escalada represiva no es únicamente bandera de la alianza PRO-UCR. Los gobernadores peronistas también se suman a dar más palo y hambre al pueblo. Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba y el más cercano a Macri de los peronistas, lidera un estado policial en Córdoba que descarga toda su furia fascista sobre los barrios más empobrecidos de la ciudad. Excusado en hechos de “inseguridad”, la mayoría acompañados por fuerte exposición mediática, ha lanzado durante los últimos días feroces operativos de saturación que no son otra cosa que razzias destinadas a hostigar y amedrentar a los sectores populares.

El miércoles 25 de abril, Schiaretti y varios funcionarios de su gabinete recibieron a la ministra de seguridad de la nación Patricia Bullrich, la cara más visible de la doctrina Chocobar. Bullrich vino a Córdoba a anunciar que la misma gendarmería, que desapareció y asesinó a Santiago Maldonado, junto con la Policía Federal, que ya nos ha costado al menos 534 vidas (Archivo de Casos 2017), y la Prefectura, que asesinó por la espalda a Rafael Nahuel por su condición de mapuche y solidario, patrullará algunas “zonas calientes” de la ciudad.

Los grandes medios masivos de comunicación reproducen la lógica de que estas “zonas calientes” son lugares donde se concentra el crimen organizado, el narcotráfico y la trata.  Siempre se señalan a los barrios más humildes donde más concentrado que el crimen está el hambre. En muchos de estos barrios también hay conciencia y lucha. La crisis del 2001 dejó la experiencia en muchas comunidades que la salida es organizarse. Vemos, a la vez, que no es casual que la mayoría de los barrios que se señalan como zonas “rojas” o “calientes” tienen presencia de un amplio espectro de organizaciones que constantemente denuncian el hostigamiento policial. No olvidemos que Córdoba es la provincia marcada a fuego por su “Marcha de la Gorra” y por la histórica lucha contra el código de faltas. Estas luchas tienen hoy en día un gran peso en los sectores populares que han generado la concientización de la represión constante.

Entendemos que la represión en Córdoba, al contar con el apoyo de las fuerzas nacionales, portadoras del completo aval de asesinar sin preguntar ni dar explicaciones, aumentará y se llevará aún más víctimas. Sabemos que aquí la policía está en total connivencia con el narcotráfico y las redes de trata por ende más presencia policial solo puede aumentar la violencia ejercida contra el pueblo de manera preventiva sobre quienes sufren la opresión y de manera selectiva sobre quienes se organizan.

La represión no se toma vacaciones y es por eso que desde los primeros días de este año estamos denunciando la continuidad de un aparato represor y la escalada en los métodos, el constante hostigamiento en los barrios y la persecución ideológica que lleva a cabo la nueva Dirección de Inteligencia Antiterrorista; encargada de hacer perfiles de “posibles terroristas” haciendo ciberpatrullaje e inteligencia en movilizaciones además de vaya a saber qué prácticas secretas e ilegales.

Se cumplían 5 días del mes de febrero cuando el Servicio Penitenciario y la Policía de Córdoba se llevaron la vida de Jonathan Centeno y quisieron culpar a un golpe del calor del asesinato. Estos últimos meses la presión policial en los barrios ha ido aumentando, operativos de saturación (es el nombre que usa la policía para decir razzia) y un aumento de las detenciones arbitrarias, que ahora se combinan casi siempre con imputaciones falsas y armado de causas.

En esta coyuntura entendemos que es indispensable la lucha antirrepresiva. Todas las semanas vivimos  hechos que nos recuerdan que sin gente afuera de las comisarías no sueltan a lxs pibxs, sin comunicación popular no hay visibilidad de los hechos represivos y sin unidad en la acción no hay una respuesta sólida contra esta represión que se ejerce contra todo el pueblo.

Por eso CORREPI en Córdoba insiste que contra la represión solo hay una respuesta: ¡unidad, organización y lucha!

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