Ayer se cumplieron dos años desde aquella madrugada del 18 de junio del 2017 en la que los policías de la comisaría tercera de Temperley se llevaron detenido a Gonzalo Fernández por una simple contravención. La policía informó a la familia de Gonzalo, luego de 14 horas de detención, que el joven “se había ahorcado con su propia remera”.
Gonza tenía 22 años, una compañera y dos hijas cuando el aparato represivo del estado lo mató y dijo que se trató de un “suicidio”. Pero su familia, amigxs y vecinxs saben que Gonzalo no tenía motivos para quitarse la vida de esa manera, tan repentinamente. Además, a los pocos meses de su muerte, Maximiliano Reynoso cayó detenido en la misma comisaría por averiguación de antecedentes, y apareció “suicidado” de la misma forma que Gonzalo.
Desde entonces, sus padres, Julio y Graciela, decidieron no quedarse inmovilizadxs por el dolor de la pérdida de un ser querido, y se organizaron en CORREPI para exigir justicia, y continúan hasta el día de hoy en pie de luca. Sin bajar los brazos, apoyaron las luchas de otrxs familiares, como lo han hecho luchando codo a codo con la familia de Leonel Sotelo, a lo largo de todo el proceso de lucha en el que logramos que se lleve al policía asesino al banquillo de los acusados, para demostrar que el único camino para enfrentar la impunidad del aparato represivo es la organización y la lucha.
Por eso seguimos diciendo: