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En el día de hoy, de no ser porque estamos atravesando una pandemia, se celebraría en las calles la XXIX marcha del orgullo LGTBIQ+ en la Argentina. Esa marcha en la que desde hace 28 años celebramos y reivindicamos nuestros deseos y existencias y salimos a denunciar la opresión y marginación que recae sobre este colectivo. Este año, con la pandemia del COVID-19, se agravó profundamente la crisis económica que dejó el gobierno de Mauricio Macri y salieron a la luz las vulneraciones y violencias estructurales que sufrimos muchxs y dentro de los cuales el colectivo LGTBIQ+ sigue siendo uno de los primeros excluidos. Así ha quedado al descubierto, sobre todo en el caso de las compañeras travestis y trans, que la mayoría de este colectivo vive al día, en condiciones precarias, de informalidad y vulnerabilidad constante.

Dentro de estas problemáticas, el déficit habitacional que sufre la población travesti- trans ha sido una de las cuestiones más graves que ha salido a la luz durante la pandemia, como lo han denunciado las compañeras travestis que han sido parte de la toma de tierras de Guernica, reprimida brutalmente en el operativo dirigido por el ministro de seguridad Sergio Berni. En este sentido, venimos denunciando que las facultades otorgadas a las fuerzas represivas para implementar el cumplimiento del ASPO han significado un incremento de la represión a los sectores más vulnerados de la sociedad.

Las detenciones arbitrarias, los golpes, el maltrato y la violación, en muchos casos absoluta, de la ley de identidad de género, ha sido una constante en materia de “seguridad” en el marco de la cuarentena. Dentro de las víctimas fatales de quienes fueron una y otra vez aplaudidos en los discursos oficiales, este año tuvimos que llorar a Melody, una chica trans asesinada el 29 de agosto en Mendoza por Darío Jesús Cháves Rubio, un efectivo policial de la Comisaría 34ª de Godoy Cruz, departamento de la zona metropolitana de la provincia.

Por otra parte, como venimos denunciando, la situación en las cárceles a nivel nacional viene siendo alarmante, por las condiciones de vida a las que están sometidxs las personas privadas de su libertad, por el hacinamiento, la falta de insumos de higiene personal, la falta de atención de salud, que a partir de la pandemia se recrudeció terriblemente, lo cual se vuelve más grave aún cuando se le suman las violencias y opresiones heterocispatriarcales. Todo esto dejó al descubierto las condiciones inhumanas de vida a las que vienen siendo sometidxs históricamente, por parte del estado, las personas travestis y trans en situación de encierro, y la terrible criminalización que pesa sobre esta población, que en su mayoría está detenida sin condena firme y en virtud de la ley de estupefacientes cuya implementación profundiza la estigmatización sobre el colectivo travesti trans, como se encargó recientemente de afirmar Sergio Berni en un Spot donde festejaba haber detenido a una “banda trans” y una “banda peruana” en uno de esos operativos que nada tienen que envidiarle los llevados a cabo por Patricia Bullrrich en nación durante la gestión anterior.

Sin embargo, este año también tenemos conquistas que celebrar, como la derogación del protocolo Bullrich para detener a personas LGBT, la absolución de Luz Aimé Díaz y su reciente incorporación como trabajadora del Congreso de la Nación y el decreto de inclusión laboral en el ámbito del Estado Nacional. Todas estas conquistas constituyen la excepción a la regla en un mundo donde la justicia sigue siendo machista y transodiante -como lo demostró el fallo de la Cámara de Casación que suprimió el agravante por crimen de odio en el travesticidio de Diana Sacayán-; un mundo en el que la mayoría de las personas travestis y trans están excluidas del ámbito laboral y en el que el colectivo LGBTIQ+ sigue siendo criminalizado y perseguido.

Esas conquistas fueron logradas gracias a la incansable lucha que seguimos dando colectivamente, como también colectivamente nos fuimos cuidando del virus y la represión, con la solidaridad y el rol que jugaron las organizaciones sociales y LGTBIQ+ que permitieron amortiguar los efectos de la pandemia, allí donde la ayuda estatal ha sido muy insuficiente.

Hoy, desde nuestras casas, pero con la misma convicción de todos estos años, seguimos exigiendo:

Implementación real del cupo laboral travesti-trans en el estado

Sanción de una ley de inclusión laboral travesti-transAborto legal seguro y gratuito para personas gestantes

Vivienda digna

Basta de crímenes de odio

Basta de justicia patriarcal

Basta de represión.

ORGANIZACIÓN ORGULLO Y LUCHA, SIEMPRE

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