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Leonel Sotelo tenía 19 años. La noche del 1º de diciembre de 2016, él y su amigo Alan paseaban en moto por Burzaco, partido de Almirante Brown, cuando se cruzaron con el oficial de la policía bonaerense, Giuliano Armando Fattori, que les disparó nueve veces con su arma reglamentaria. Leo recibió tres disparos, dos por la espalda, que terminaron con su vida. Otro de los disparos alcanzó a herir a Alan.
Desde el primer momento debimos enfrentar el discurso punitivista de los medios de comunicación hegemónicos, que rápidamente salieron a decir que un “heroico” policía había abatido a dos peligrosos “delincuentes”.
A tono con esa idea, el primer fiscal a cargo de la causa, Pablo Rossi, curiosamente a cargo de la fiscalía temática de “violencia institucional”, decidió el mismo día del asesinato que no hubo delito, y definió el fusilamiento de Leo como legítima defensa del policía.
Gracias a la lucha incansable de Noe, la mamá de Leo, sus familiares y amigxs organizadxs en CORREPI, logramos que se desvincule a este fiscal y se designara otro que dictaminó que era necesario que la causa fuera a juicio, aunque apenas por homicidio con exceso de la legítima defensa. De nada sirvió que probáramos que las 9 vainas y el proyectil recuperados en el lugar pertenecían al arma reglamentaria de Fattori y no había señales de otras armas en la escena.

¡JUSTICIA POR LEO SOTELO, Y POR TODXS LXS PIBXS ASESINADXS POR EL ESTADO!

¡BASTA DE GATILLO FÁCIL!

¡BASTA DE IMPUNIDAD!

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