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Concluye un mes marcado por la conflictividad social que trae la política de ajuste del gobierno.

A cada “miércoles de jubiladxs” se fueron sumando los reclamos salariales y por condiciones laborales de colectiveros, trabajadores del Conicet, Inta, Inti, no docentes universitarios, docentes, trabajadores de fábricas que cierran en las provincias, feriantes y los médicos de Garrahan. También fueron protagonistas de las protestas callejeras personas con discapacidad que también fueron maltratadas por funcionarios y miembros de las fuerzas represivas.

Enfrentamos un gobierno que viene a destruirlo todo. Aprovechando la situación de crisis económica que veníamos arrastrando, montaron un discurso capaz de encauzar la bronca y el descontento popular, pero de la peor manera: enfrentando a pobres contra pobres y salvando a la casta, que son ellos mismos gobernando para que los empresarios que la sigan llevando en pala.

Y como decimos siempre, el ajuste (y el robo) sólo cierra con represión, insisten con criminalizar a militantes sociales y políticos, a los jóvenes de las barriadas populares: por eso la aprobación de leyes nefasta como la ley “antimafias” y los proyectos de reforma del código penal y la baja de edad de punibilidad para niñxs de 14 años.

Pero en este país vivimos años de violencia y represión, de ajuste feroz contra los trabajadores y aprendimos que la organización colectiva hace posible la resistencia.

En este proceso la memoria ocupa un lugar central. Nosotros queremos recordar en esta nota a lxs pibxs asesinado por el gatillo fácil y la represión en el mes de mayo en democracia.

En la localidad de Ingeniero Budge, precisamente en la intersección de las calles Guaminí y Figueredo, Oscar Aredes (19), Willy Argañaraz (24) y Agustín Olivera (26) se encontraban charlando y tomando una cerveza cono de costumbre. Esa tarde quedaría manchada con la sangre de esos jóvenes y en la historia del barrio cuando tres suboficiales de la Policía Bonaerense los acribillaron a balazos. Este horrible episodio pasó a ser recordado como la Masacre de Budge, y fue un caso que marcó un antes y un después en la lucha contra el gatillo fácil y la represión estatal.

El 26 de mayo de 2004 en Villa Tesei, Hurlingham, el policía José Luis Díaz fusiló a Cristian Marcelo Bogado (20) con un disparo en la nuca cuando se encontraba reducido en el suelo. Después de 21 años, su padre y compañero imprescindible de CORREPI, Nicanor, sigue inquebrantable y firme en la lucha, no solo por su hijo, sino por todas las víctimas de la represión estatal, lxs vulneradxs y la clase trabajadora toda.

Jonathan Chandía era un joven estudiante y trabajador del barrio La Favorita, Godoy Cruz, Mendoza. Un día antes de su cumpleaños, la madrugada del 27 de mayo de 2006, Jonathan junto a su hermano y un amigo fueron sometidos a una feroz requisa. Ya tendido en el suelo, el policía Juan Carlos Oruza le disparó en la cabeza. Luego de un día de agonía, Jonathan murió el día 28, en su cumpleaños.

Detenido en Buenos Aires, Fabián Barrientos fue trasladado a la alcaidía de la policía federal en Comodoro Rivadavia el 4 de mayo de 2010. A las pocas horas de llegar allí, lo encontraron ahorcado con un cable y sin vida. Fabian es uno de los tantos casos que nos hacer repetir que NADIE SE SUICIDA EN UNA COMISARÍA.

Mientras iba a la cancha con su amigo Kevin, Damián Orué fue fusilado por la espalda el 6 de mayo de 2016 por el policía Lucas Navarro, quien, de civil, portaba su arma reglamentaria, con la que disparó contra el joven por haberse acercado a un auto.

A Iago Ávalos lo asesinó el subcomisario de la Policía Federal, José Ernesto Pérez Buscarolo, el 12 de mayo de 2017 luego de una persecución durante 20 cuadras presumiendo que Iago y su amigo Nicolás había robado las tazas de su auto.

El 20 de mayo de 2019, en San Miguel del Monte, ocurría otro episodio muy conocido en nuestra historia; Gonzalo Domínguez (14), Rocío Guagliarello (13), Camila López (13), Danilo Sansone (13) y Anibal Suárez (22) salieron a pasear por el pueblo en un auto viejo. Al poco tiempo de haber salido, una comitiva policial los persiguió y disparó contra el vehículo. Los jóvenes perdieron el control del auto que se estrelló contra un camión estacionado. Cuatro de lxs chicxs fallecieron en el acto, mientras que Rocío logró sobrevivir con graves lesiones. En un principio, y como suele ocurrir, se impuso la versión oficial de los policías, pero gracias a lxs vecinxs que vieron y oyeron todo, logramos dar con la verdadera historia. La Masacre de Monte quedará por siempre en la memoria del pueblo.

A las 6:30 de la mañana del 3 de mayo de 2020, en José C. Paz, la oficial de la Policía de la Ciudad, Melina Luján San Roque, de franco y de civil, disparó al menos cuatro veces contra Santiago Dylan Santucho (17). Dos de esas balas lograron impactar en el joven, pero una bastó para causarle la muerte.

Jonathan Morales tenía apenas 14 años cuando el policía provincial Gonzalo Gabriel Toscano le disparó dos veces con su arma reglamentaria la noche del 7 de mayo de 2021. Uno de esos disparos impactó en la ingle de Jonathan, causándole la muerte.

El 26 de mayo de 2021, Richard Gómez, un chico de 25 años con problemas de consumo, subió al techo de su casa en Monte Grande para eludir a su familia. Una vecina, quién era oficial de la Policía Bonaerense, vió a Richard por su ventana y le disparó con su arma reglamentaria seis veces. Tres balas impactaron en él, una de ellas en la nuca.

Franco Cardozo salió de su casa el 28 de mayo de 2021 y fue detenido por tres móviles del Centro de Operaciones de Tigre (CPT) de la Policía Bonaerense con la excusa de que no llevaba puesto barbijo. Lo golpearon brutalmente para subirlo a la caja de la camioneta policial, de la que lo bajaron muerto.

Brian Melo tenía 14 años cuando el 6 de mayo de 2023 fue asesinado por el capitán Horacio Eduardo Dague de la División de Traslado de Detenidos Ezeiza. Luego de varios disparos contra Brian, uno de ellos terminó con su vida impactando en su nuca. Junto a su madre, Verónica, su madre, seguiremos exigiendo justicia por él.

El 3 de mayo de 2024, Diego Navarro, de 16 años, fue fusilado por un oficial de Gendarmería Nacional en José C. Paz. No sólo que los disparos que asesinaron a Diego le impactaron en la espalda, sino que la presunta arma que llevaba el joven estaba descargada, por lo que el oficial jamás estuvo en una situación de peligro.

Esta memoria nos permite mirar al futuro y luchar por una sociedad que respete la vida de nuestrxs pibes que merecen vivir en dignidad y felicidad.

BASTA DE GATILLO FÁCIL

NO A LA BAJA DE EDAD DE PUNIBILIDAD

NO A LA REFORMA DEL CÓDIGO PENAL QUE LEGALIZA LA REPRESIÓN

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