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Hoy se cumplen 9 años del fusilamiento de David Vivas (21) y Javier Alarcón (15) a manos del capitán Alfredo Alberto Veysandaz. El doble asesinato ocurrió el 3 de marzo de 2013. Por aquellos años, denunciábamos que el estado mataba un pibx cada 25 horas. La falta de medidas concretas por parte de los gobiernos para reducir esta violencia ha incrementado ese número de manera muy preocupante. Hoy el gatillo fácil y el resto de las modalidades represivas se cobran una muerte cada 17 horas.


Esa madrugada, David, Javier y su grupo de amigos, volvían a su barrio después de ir a bailar. En una calle sin veredas, se cruzaron con Veysandaz, que salía de cumplir su turno en la comisaría 1ª de Quilmes, que les tiró el auto encima para pasar rápido. Los chicos protestaron y el policía no dudó en bajar de su auto y dispararles. Mató a David y Javier e hirió a Marcelo, hermano del segundo, volvió a subir al auto y escapó. En el camino a su casa, paró en una estación de servicio a lavar las manchas de sangre y materia cerebral que habían quedado sobre el capot.


La impunidad con la que las fuerzas se manejan en los barrios permitió que Veysandaz estuviera tres días prófugo. Pero la lucha incansable de Beti y Gladis, junto a sus familias, amigxs y compañerxs, hizo posible que tres años después el 2 de marzo de 2016, el policía fuera condenado a 21 años de prisión efectiva.


Siguió la batalla dentro y fuera de los tribunales, porque la sentencia del tribunal oral fue recurrida por la defensa del capitán Veysandaz ante el Tribunal de Casación provincial y la Corte provincial. En ambas instancias se confirmó la condena, y la defensa intentó entonces recurrir a la Corte Suprema nacional. El 24 de agosto del año pasado, más de cinco años después de dictada la condena, su recurso extraordinario federal fue desestimado por inadmisible. A la par, se rechazaron sus reiterados pedidos de arresto domiciliario y excarcelación extraordinaria.
https://youtu.be/cte2M3rKHCM


Este es un ejemplo de que organizarse y luchar sirve, lleve el tiempo que lleve.
La lucha continúa, con más vigencia que nunca, por David y Javier y todxs lxs pibxs por lxs que aún no se ha logrado juicio y condena.
Pero sobre todo, porque en nuestros barrios la policía y otras fuerzas intervinientes siguen ejerciendo la violencia como forma de disciplinamiento permanente. Por eso exigimos la toma de medidas urgente para reducir la situación que se vive diariamente en nuestros barrios, como la prohibición del uso del arma reglamentaria fuera del horario de servicio para todas las fuerzas. Si esa medida estuviera vigente, hoy David y Javier estarían con vida.


Basta de discursos vacíos que dicen querer combatir el gatillo fácil y la violencia institucional.

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