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Soy Nica, papá de Cristian Marcelo Bogado, que el 26 de mayo de 2004, en Villa Tesei, fue fusilado por la institución policial. Escribo esta nota como compañero de CORREPI, a 16 años de su asesinato.
El que apretó el gatillo que fusiló a Marcelo es el policía José Luis Díaz.
Junto a CORREPI, otras organizaciones y su mamá (quien cumplió un rol protagónico por su ejemplar lucha organizada), compañera de mi vida, Zunilda Beatriz Núñez, logramos sentarlo en el banquillo de los acusados después de dar mucha pelea, pues sabemos que llegar a esa instancia no es para nada fácil. La policía siempre tiene la complicidad de jueces y fiscales.
Tal es así que a este policía le dieron una pena irrisoria. Parecía un premio por haber fusilado a un joven trabajador desocupado, amante de su bebé que en esos momentos tenía seis meses, amante de la vida, de la alegría, de la libertad, con una entera dignidad, cosa que quienes forman parte de las fuerzas represivas jamás van a tener. No es casualidad que su función, entonces, los ponga siempre del lado contrario a les trabajadores y el pueblo explotado.
Recuerdo constante y permanentemente a nuestro hijo, y en él a todes y cada une de las personas y personitas que nos están faltando, las que la represión estatal nos arrebató a través de la desaparición forzada, la tortura y muerte en los lugares de detención o a través del gatillo fácil. Porque en la lucha fuimos aprendiendo que no sólo es por nuestres hijes sino por todes.
Transcurre el tiempo y vamos comprobando que no alcanza solamente con analizar, lamentar, llorar, a veces reír. Es por eso que mientras nos vamos secando las lágrimas, seguimos unides, contenides, organizades.
Sólo en forma colectiva lograremos la justicia nuestra.
Justicia por Cristian Marcelo Bogado y por todes y cada une de las personas y personitas que nos arrebató la represión estatal.
¡Presente, ahora y siempre!

Y en esta coyuntura particular decimos: ¡Cuidémonos de la pandemia y de la represión en forma colectiva!

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