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El 24 de noviembre de 1992, Rodolfo “Fito” Ríos de 23 años, luego de 3 días de agonía, murió por la golpiza que le propinaron los integrantes del cuerpo de requisa del penal de Caseros.

Fito era hijo de nuestra compañera Delia Garcilazo, pilar fundamental para la creación de una de nuestras principales herramientas de denuncia: el Archivo de personas asesinadas por el aparato represivo estatal.

Los caminos de CORREPI y Delia comenzaron a cruzarse justamente hace 28 años atrás. El 21 de noviembre de 1992 más precisamente, cuando el cuerpo de requisa de la cárcel de Caseros apaleó a dos presos que se habían demorado mateando unos minutos de más en el recreo. Los golpes de bastonazos y patadas provocaron varias fracturas en el cráneo de uno de ellos: “Fito”Ríos.

Por tres días, agonizó en un hospital, mientras Delia recorría despachos y oficinas para que la autorizaran a verlo. Fito murió sin que Delia pudiera despedirse. Cuando la dejaron ver el cadáver, ella le hizo una promesa, la cual recordaba cada tanto en sus intervenciones públicas en el micrófono: “Él decía que estar preso no le había quitado la libertad, porque era libre en su interior. Yo le prometí que iba a luchar contra sus asesinos hasta el último de mis días“.

Recién en 1997, se logró obtener el procesamiento de los tres oficiales de la requisa: Mir, Tocayuk y Galarza. Fueron condenados, dos de ellos, a penas de tres y cuatro años. Para la justicia no hubo tortura. Y la demostración de ello se vio cuando pasaron detenidos solo quince días porque la Corte Suprema revocó la condena años más tarde.

Este año estaremos presentando, una vez más, el Archivo de casos de personas asesinadas por el aparato represivo estatal y el Informe de Situación Represiva Nacional 2020; sosteniendo la memoria de Fito, de Delia y de todas las personas asesinadas por el estado.

¡”Fito” Ríos PRESENTE!

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