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El pasado sábado 12 de diciembre, Florencia Romano (14) salió de su casa como cualquier piba cada día. Pablo Arancibia (33), junto a su pareja Micaela Méndez (27) habían contactado a Florencia por Instagram con quien mantenían hacía un mes un vínculo de amistad por esta red. Ese sábado, víctima de grooming, la niña fue al domicilio de la pareja donde luchando por no ser abusada, fue asesinada por el pederasta. 

Tras cinco días de buscar a Florencia, desde CORREPI junto a organizaciones sociales, transfeministas, sindicales, de derechos humanos y partidarias, salimos a convocar para tomar las calles con un grito desesperado, ya casi sin aliento. La peor de las noticias nos encontró marchando, pegatineando, llorando, junto a su familia; el cuerpo de Florencia, víctima de femicidio, fue encontrado en un canal envuelto en sábanas, tirado como basura. 

“Que tiemble el estado, los cielos, las calles, que teman los jueces y los judiciales (…) Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo, si un día algún fulano te apaga los ojos (…) Si tocan a una, respondemos todas…”  

Mendoza se levantó. Nos levantamos. Ardió en fuego nuestra rabia y nuestro dolor. Fuimos todas, fuimos todxs. Ardieron la Casa de Gobierno, el Palacio Judicial, la Legislatura. Fue femicidio. Nos mataron a otra piba  y respondimos todxs. 

Desde el gobierno provincial muchos fueron los juicios hacia Florencia y su familia, pero ninguno hacia los pederastas que acosan a nuestras pibas, ni mucho menos hacia la institución que protege, legitima y da vía libre a su accionar macabro: la policía.

A Florencia la mató un sistema que nos oprime, un sistema judicial que protege machos, un sistema legislativo que ampara violentos, un sistema ejecutivo que opera en la voz y mando del máximo patriarca bien encarnado en la piel de Rodolfo Suárez. 

A Florencia la mató Soledad Hererra, quien desde el Centro estratégico de operaciones (911) ridiculizó la llamada de pedido de auxilio del vecino que escuchó los gritos en Maipú. Y en ese acto, se mofó de cada una de nuestras muertas, abusadas, violentadas. La mató porque como miembro de la policía de Mendoza ese es su mandato: que la bala de un estado patriarcal garantice la dominación masculina en este modelo de sociedad.

A Florencia la mató Roberto Munives, jefe de la policía de Mendoza, quien se encargó de culpabilizar a la víctima y a su familia y ser responsable de que la denuncia por su desaparición no fuese tomada hasta el lunes 14, luego de los cortes que comenzaron a organizar familiares y amigxs.

A Florencia la mató Raúl Levrino, ministro de seguridad de la provincia, quien como responsable político es el encargado directo de sostener estos modos sistemáticos de operar de la policía. El mismo que nos ninguneó y nos señaló como un “grupo de personas antisistema, extremistas y antidemocráticas” para deslegitimar la lucha que nos acuerpa hastiadas de un sistema que subyuga a las mujeres, niñas y al colectivo LGBTIQ+ y de un estado que refuerza la impunidad en la que transitan los agresores.

A Florencia la mató Víctor Ibáñez, ministro de gobierno, quien solo tuvo palabras para amedrentar sobre la videovigilancia que funciona hace años en la provincia, con la capacidad del estado para vigilar, perseguir y castigar la protesta social.

Por último, a Florencia la mató el gobernador Rodolfo Suárez, quien rápidamente mandó a sus sabuesos para comunicar los 55 millones de pesos que tomaría pintar paredes y colocar persianas en la Legislatura y Casa de gobierno, pero no habla de los sólo 40 millones de pesos que se destinan a género y diversidad en el presupuesto provincial, como denunció Lautaro Jiménez (Senador provincial del FIT).

Aquí no hay responsabilidades individuales, ni fallas azarosas, sino un sistema patriarcal que opera desde las entrañas de un estado que oprime, abusa y mata a nuestras pibas. Así como lo hizo con la bala directa contra Mélody Barrera, en este caso también es el estado el que apunta, pero sobran machos para disparar la muerte que encuentran nuestras pibas de los barrios todos los días.

Repudiamos además los dichos en redes sociales de Érica Becerra, ayudante de Fiscal de la fiscalía N° 19 de Rodeo de la Cruz, Guaymallén, para quien la víctima es la culpable.

Desde CORREPI seguimos exigiendo justicia por Florencia y por todas. 

Exigimos la renuncia de todos los funcionarios directamente responsables del femicidio de Florencia.

Fuera Herrera, fuera Munives, fuera Levrino y fuera Suárez.

Seguimos gritando NI UNA MENOS.

No es un policía, es toda la institución.

¡A nosotras no nos cuida la policía, nos cuidan nuestras amigas!

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