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Pochi Barrios fue fusilado por la sargento Jaquline Italo el 23 de marzo de 2019.
Estaba desarmado y de espaldas cuando Italo disparó con la reglamentaria. No fue legítima defensa, fue un homicidio. Pochi era muy joven. Tenía 24 años y una familia que lo esperaba. Tenía, como todxs, mucho por hacer y el derecho de hacerlo.
Italo lo mató y Pochi no volvió más.

Ayer, luego de luchar arduamente durante 4 años contra las trabas de la justicia, logramos sentar en el banquillo de los acusados a Italo. La sentencia no nos favoreció: no llegamos a los 12 votos que necesitábamos para que el jurado condene.
Sabemos que cuando el juicio es por jurados no sólo nos enfrentamos a la policía y los privilegios que el estado le brinda. Nos enfrentamos, también, a un sentido común fuertemente influenciado por los discursos de odio y los medios de comunicación más reaccionarios. Y ese sentido común, muchas veces, descarga bronca contra lxs pibxs de barrio.
CORREPI en su alegato preguntó cuál es el éxito del deber policial si se le dispara a un pibe que está de espaldas y desarmado. ¿Dónde está la legítima defensa si no te están atacando?
Hoy abrazamos a Mirta y Carlos y bancamos entre todxs el dolor y la bronca. Mañana redoblamos la apuesta y salimos para gritar que ser joven y pobre no es delito.
LA LUCHA CONTINÚA.
POR LA MEMORIA DE POCHI
POR MIRTA, CARLOS Y SU FAMILIA
POR TODXS LXS PIBXS QUE MATÓ LA POLICÍA

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