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En una jornada que venía marcada por el dolor popular frente a la muerte de Diego Maradona, lo que se convirtió en noticia fue la represión descargada con camiones hidrantes, gases y balas de goma contra los miles de personas que se sintieron convocadas por el anuncio oficial de que se velaría a su ídolo en la Casa de Gobierno, y se permitiría el acceso al público. En cuestión de minutos comenzó el juego del “yo no fui” entre el gobierno de la Ciudad y el de Nación. Funcionarios de uno y otro declararon un poco de todo, básicamente diciendo que la responsabilidad era del otro. Por ejemplo, el ministro del Interior Wado de Pedro tuiteó “Le exigimos a @horaciorlarreta y @diegosantilli que frenen ya esta locura que lleva adelante la Policía de la Ciudad.

Este homenaje popular no puede terminar en represión y corridas a quienes vienen a despedir a Maradona”, y la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich tiró en la misma red: “¡Demagogia y barrabravas son dos caras de la misma moneda! La responsabilidad de lo que está sucediendo es del Presidente de la Nación por permitir el velatorio en Casa Rosada. Quisieron apropiarse de un símbolo y sólo generaron violencia y destrucción”.

No hace falta extenderse más en los hechos y los dichos, las imágenes y las palabras están allí, grabadas, para quien se las haya perdido. Junto a las palabras de unos y otros, las imágenes (y el cuero de quienes estaban en la zona) muestran que, aunque en un principio se vio cargar a los grupos especiales de la Policía de la Ciudad contra la gente que hacía horas formaba largas colas para acceder a la capilla ardiente, pronto aparecieron policías federales y gendarmes, que se sumaron con igual entusiasmo represor. Pero no es por casualidad, ni –como seguramente saldrán a querer justificar otros- porque se les soltara la correa a todas las fuerzas a la vez y coincidieran en un “desborde” que nadie dirigió.

Se planificó para la ocasión un operativo conjunto, coordinado desde la Presidencia de la Nación, al que se destinaron 1.200 efectivos entre Policía de la Ciudad, Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional y Policía de Seguridad Aeroportuaria, además de 80 agentes de tránsito de CABA. Estos operativos bajo comando unificado de fuerzas federales y locales no son una novedad. Nunca han sido buena noticia para el pueblo trabajador, se trate de los que tienen como objetico la militarización de los barrios o de los destinados a la represión del conflicto y la protesta social.

Los operativos conjuntos tienen larga historia. Gendarmería, prefectura y la policía correntina confluyeron para atacar y desalojar a lxs Autoconvocadxs correntinxs en el Puente Gral. Belgrano en diciembre de 1999, represión que terminó con más de un centenar de personas heridad de bala de plomo y los fusilamientos de los jóvenes Mauro Ojeda y Francisco Escobar. También fue multifuerza el dispositivo represivo del 26 de junio de 2002 en el Puente Pueyrredón, que nos costó el asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.

En CABA, cuando coexistían la Policía Metropolitana y la Policía Federal, era común que actuaran juntas, con división de tareas de acuerdo a sus “especialidades”, como en la represión para el desalojo a la Sala Alberdi de marzo de 2013. Ya en diciembre de 2010 habíamos visto la actuación concertada de la misma Metropolitana, pero con Gendarmería, bajo el comando de Sergio Berni, entonces secretario de Seguridad de la Nación, en el Parque Indoamericano, con tres muertes.

En noviembre de 2017, el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Martín Ocampo, y su par de Nación, Patricia Bullrich, crearon un “comando unificado” de fuerzas federales y la policía de la Ciudad, con la excusa de garantizar la custodia de la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Además de la represión del 12 de diciembre, al término de la marcha que repudiaba la OMC –con compañerxs detenidxs cuyo juicio comienza mañana-, vimos -y padecimos- en acción esas fuerzas conjuntas en las jornadas del 14 y el 18 de diciembre de 2017. Más de 2.000 efectivos de GNA, PNA, PFA y hasta PSA – es decir, todas las fuerzas federales dependientes del ministerio de Seguridad- se desplegaron con lógica bélica junto a la Policía de la Ciudad, y causaron total de más de un centenar de detenciones y otro tanto de personas heridas, incluyendo cinco manifestantes que perdieron un ojo por los disparos a la cara el día 18.El 25 de abril de 2018, en Córdoba, el gobernador Juan Schiaretti, y la ministra de Seguridad macrista, Patricia Bullrich, anunciaron el nacimiento al Comando Unificado Conjunto (CUC), a través del cual la Gendarmería Nacional y la policía provincial “optimizan” las razzias y operativos de saturación en las barriadas populares.

El 9 de enero de 2020, un comunicado del Ministerio de Seguridad de la Nación anunció el resultado de la primera reunión de la ministra Sabina Frederic con su par de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni. El texto destacaba un acuerdo central, la creación de un “Comando Unificado para coordinar y organizar las tareas de las fuerzas de seguridad federales en el territorio provincial”, experiencia que, cita, “fue implementada en la provincia de Santa Fe con óptimos resultados”. Vimos esos óptimos resultados una y otra vez desde el inicio de la pandemia.

No sólo entre Nación y provincia de Buenos Aires se acordó sostener esta práctica. Por los mismos días, el ministro bonaerense Berni y el vicejefe de Gobierno porteño, a cargo de Seguridad y Justicia, anunciaron la continuidad del sistema “Anillo Digital”, con puestos en los que confluyen la policía de la Provincia y de la Ciudad. Resaltaron el “trabajo en conjunto” y la “coordinación” entre las fuerzas de ambas jurisdicciones. Y lo visto hoy en Plaza de Mayo y sus inmediaciones ratifica que sigue vigente el acuerdo Ciudad-Nación implementado en 2017.

Por eso, insistimos en uno de los puntos principales de la agenda antirrepresiva urgente que venimos reclamando: La eliminación de los “Comandos Unificados” para la intervención conjunta de fuerzas federales y provinciales en las provincias y la Ciudad.

Basta de comandos unificados

Cumplimiento de la agenda antirrepresiva urgente ya

Basta de represión

Foto: Lautaro Gatto

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